›
Han pasado varios días de la gran final entre Chile y Argentina, por la Copa América 2015, que consagró a La Roja como campeón del continente.
Esperé varios días para ver los 120 minutos nuevamente. En frío, con ojos más analíticos y menos pasionales. Con la cabeza y no con el corazón (que lo tenía en la mano). Todo para responder: ¿por qué ganó Chile?
Como la gran mayoría de los triunfos de Jorge Sampaoli, Chile ganó como consecuencia del juego. Por ser superior, por protagonizar. He puesto atención en varios puntos en los que La Roja se hizo fuerte y pudo neutralizar a Argentina y al mejor jugador del mundo, Lionel Messi.
1- Marcelo Díaz y su enroque posicional. El volante del Hamburgo alineó como líbero. Un acierto de Sampaoli. Analizando en detalle sus movimientos, cuando Chile no tenía el balón, Díaz sobraba y se metía de último hombre. Cuando La Roja tomaba el control, se sumaba a la zona de volantes para romper líneas. El ex volante de la U lograba que Chile tuviera siempre un hombre más y generaba tanto superioridad numérica en defensa como en la mitad de la cancha.
2- Talento más sacrificio. Jorge Valdivia aseguró en una entrevista que "se mató corriendo para perseguir a Mascherano". El Mago fue el encargado de impedir la salida limpia de Argentina. Siguió de cerca todo el partido al jugador del Barcelona y no lo dejó pensar. Esto "partía" a la albiceleste entre su línea defensiva, más sus dos contenciones y el resto. Nunca se vio un equipo que pudiera realizar una seguidilla de pases en la mitad de la cancha.
3- Las bandas son mías. Las bandas en el fútbol son para generar sociedades, dos contra uno. Es la forma de darle amplitud al equipo. En este partido Sampaoli optó por poner sólo un hombre por banda. Enorme trabajo físico y de lectura de juego de Isla y Beausejour. Cuando Argentina intentaba salir con sus laterales, ahí iban ellos. Zabaleta no podía avanzar porque le caía Beausejour. Rojo trataba y aparecía Isla. La Roja le cortaba los circuitos externos. Si el equipo atacaba, iban para aparecer por sorpresa. Si la albiceleste pasaba la mitad de la cancha, se metían en línea de cinco o cuatro.
4- Equipo corto y transiciones rápidas. La idea de Chile no cambió. Fue a instalarse en campo argentino con presión asfixiante sobre Romero, los centrales, los laterales y Mascherano. El portero tenía que meter un pelotazo y ahí estaban los centrales para anticipar. Un equipo compacto. A través de esta presión pudo llevar al error a Argentina, lo que la albiceleste no hizo. Ataques cortos, con poca elaboración en metros decisivos. Cuando La Roja perdía el balón en una zona más riesgosa, rápidamente todos sus hombres (incluyendo Vidal, Sánchez y Vargas) retrocedían detrás de la pelota para así mantener a un equipo corto. Un sólo bloque.
5- Que no arranque Messi. Chile sacó del partido al 10 argentino tanto futbolísticamente como anímicamente. Cuando la "Pulga" vio que Chile era superior en el juego, dejó de participar. La Roja lo llevó a eso. Había que cortar los circuitos de arranque. Cuando Messi recibía, Chile estaba bien posicionado para que varios jugadores estuvieran cerca de él. Pero más importante aún fue lo que hizo con sus receptores. Messi no tenía línea de pase. Todos marcados. Es distinto en el Barcelona cuando los delanteros le pican al espacio, el lateral derecho le pasa por la espalda, etc. Obliga a tu equipo a tener otras preocupaciones. Argentina tuvo poco atrevimiento, pero Chile le impidió siempre jugar de forma vertical. Messi recibía, levantaba la cabeza y no encontraba pase. Tenía que volver a empezar muy lejos de su arco.
6- El partido se gana desde el centro. Vargas y Sánchez ya no son esos wines encargados de seguir al lateral rival. Ambos se movieron con libertad, pero fue por el centro donde hicieron daño. Entre la línea defensiva y Mascherano y Biglia, Sampaoli posicionó a Alexis, Vargas, Valdivia y Vidal. Esto generó confusión en Argentina. Fue desde ahí donde La Roja se hizo fuerte. Quizás no le resultó con tanta profundidad, pero esto se debió también a que el rival juega y su línea defensiva tuvo un correctísimo partido, a pesar de las dificultades que le generaba Chile.
7- Chile tuvo plan B. Todos sabemos que La Roja tiene como arma fuerte el control del balón y el ataque elaborado. Lo tuvo. Se defendió con él. Para dañar y para que no la tuviera Messi. Si la tengo, ataco y no me atacan. Hubo algunos pasajes (pocos), donde la albiceleste fue a apretar a La Roja, que tuvo como salir al paso. Díaz y Silva metían pelotazos verticales. Pero no eran sólo pelotazos para salir de apuros. Un movimiento de seguro trabajado. Alexis y Vargas venían a recibir a la mitad sacando a los centrales del área. Mientras Vidal iba de nueve, soltándose y aprovechando de usar esos espacios vacíos. De esa forma, estuvo cerca de llegar el gol de Chile. Sorprendió. Combinó ataques directos y elaborados, pases cortos y al espacio.
8- Concentración total. Me parece que sin duda es uno de los aspectos que más ha trabajado el casildense. Estar metido en el partido los 90 minutos porque estas potencias no te perdonan. Y Chile fue concentración pura. Siempre bien posicionado en la cancha. Los jugadores agrupados. El equipo sólo sufrió cuando no terminó los ataques, un aspecto difícil de corregir porque hay ataques individuales como la gambeta de Alexis y el técnico no le puede pedir a un encarador nato que deje de gambetear.
9- Una máquina física. Mi análisis del partido es principalmente basado en los 90 minutos porque luego el partido se desnaturalizó y fue más voluntad que otra cosa. Pero Chile siempre estuvo más entero que Argentina. Un equipo que no dejó nunca de lado una de sus mayores virtudes: la intensidad. Creo que esto se debe al gran despliegue físico que tienen jugadores incansables como Isla, Medel, Díaz, Aránguiz, Vidal y Alexis.
El partido está en un marco. Ya no se vive con la misma emoción que esa tarde mágica del 4 de julio. Pero me dejó otras cosas. Mayor admiración por un entrenador y un grupo de jugadores que creyeron siempre en la idea y que tuvieron su mayor y mejor prueba en una final contra quizás la mejor selección del mundo. Una prueba de coraje, que ilusiona de cara al futuro.
FOTOGRAFÍA: COMUNICACIONES ANFP