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En los inicios del fútbol rentado en Chile, época en la que contar con jugadores de otros países en nuestros clubes, un caribeño fue capaz de hacerse un nombre en nuestro torneo y consagrarse como el primer goleador de nuestra liga.
Hernán Bolaños Ulloa nació en Granada, Nicaragua, pero fue en Costa Rica en dónde encontró un espacio para desarrollar su máxima pasión: el fútbol. A fines de la década del 20’, actuó por diversos clubes de ese país, como el extinto club de la Universidad de Costa Rica, Orión FC y la Liga Deportiva Alajuelense, época en la que sumó sus primeras citaciones a la selección local.
Con los “ticos” obtuvo la medalla de plata en los Juegos Centroamericanos y del Caribe de 1930, logrando gran notoriedad y empezando a consolidarse como uno de los grandes futbolistas de la región en la época. Esa fama fue la que le permitió entrar en la órbita de uno de los clubes más poderosos del fútbol chileno de aquel entonces: Audax Italiano, club al que llegaría un par de años más tarde.
En la campaña de 1936, que finalizó con la primera copa para las vitrinas itálicas tras una lucha palmo a palmo con Magallanes, Bolaños marcó en 14 ocasiones, liderando un equipo que contaba con leyendas audinas de la talla de Ascanio Cortés, Carlos Giudice, Humberto Roa, entre otros. Así logró consolidarse como uno de los delanteros más letales del balompié nacional y conquistando la primera medalla de artillero para un jugador extranjero en nuestro país.
Un año después, Audax Italiano mantuvo la misma base del equipo. Nuevamente, el costarricense volvería a encumbrarse en la tabla de artilleros del certamen nacional, esta vez con 16 goles a su haber. El título de esa campaña recaería en el Colo Colo de Nemesio Tamayo, Enrique Sorrel (subgoleador del torneo con 15 tantos), Carlos Arancibia, entre otros.
Bolaños vistió la camiseta de los itálicos hasta 1947, no sin antes tener algunas esporádicas aventuras con otras camisetas, incluso con la de La Roja. Durante 1940, por ejemplo, el caribeño actuó por Universidad de Chile y Universidad Católica en algunas ocasiones, facilitado desde el cuadro itálico, época en la que también fue participe de varias giras internacionales de la Selección Chilena.
Tras el término de su carrera de 22 años como jugador, comenzó a ejercer como odontólogo, profesión que estudio mientras era futbolista. En paralelo, entre 1946 y 1948, fue entrenador de la Selección de Costa Rica y conquistó en dos ocasiones la Copa CCCF (actualmente conocida como la Copa de Oro de la Concacaf).
También ocupó cargos de representación consular en nuestro país, siendo Embajador de Costa Rica en Chile en la década de 50’, debido a su gran reconocimiento en su país por su larga y exitosa trayectoria ligada al fútbol.