Se pasó las 11 horas que dura el vuelo entre Santiago de Chile y Papeete, una de las rutas aéreas más antiguas del mundo, reflexionando si es que la decisión adoptada había sido la correcta.
Era justo en el cambio de milenio y Efraín Antonio Araneda Estay había sufrido hacía apenas unos meses la desazón de descender a Tercera División con Deportes Colchagua y, en parte por eso, las puertas quedaron abiertas para la aventura transoceánica.
La Selección Chilena Sub 20 que participará en el Mundial de Turquía se despedirá de tierras nacionales el próximo martes en un partido amistoso en Chillán contra el campeón de Oceanía, Tahití, en cuyas filas por sí solo destaca este chileno nacido y criado en Peñalolén y que ahora, con pasaporte francés, es parte de la delegación polinésica que enfrentará a los más poderosos del orbe en la Copa Confederaciones que se avecina.
Anfp.cl tuvo la oportunidad de conversar a solas con Araneda, futbolista formado en las divisiones inferiores de Universidad Católica, quien relata con entusiasmo el gran viaje que le cambió la vida. “Me fui a probar suerte. Leí en estos diarios que reparten en el Metro que había dos chilenos jugando allá, David Cubillos y Antonio Flores. Al mismo tiempo, me acordé que tenía un pariente viviendo en Tahití. Como había bajado con Colchagua y estaba sin club, le dije a mi mamá que hablara con la tía para recibirme, porque me quería ir a probar suerte y así fue que partí”.
“Chico”, como es conocido oficialmente por el plantel de los “Toa Aito”, recibe el saludo de cada compañero que pasa por su lado. Los tahitianos saben que su historia despierta interés y que, además, acá está jugando de local, así que no pierden ocasión de tirarle alguna talla, por su efervescente actualidad mediática… “Es que a muchos de estos muchachos los conozco desde que tenían diez años… Yo los entrenaba y ahora estamos jugando juntos”, cuenta Araneda.
Tenía 22 años de edad cuando partió, pero pese a su juventud, la empresa no lo amedrentaba: “El pasaje era carísimo. Me costó 1 millón 200 mil pesos. Mi señora me preguntó si estaba loco, que me iba a ir a gastar esa plata para allá. Pero yo le dije que me iba para quedarme. Así que luego de un par de meses los volví a buscar a ella y a mis hijos”.
Apenas arribó a Papeete, su misión fue encontrar un club donde jugar, asunto que no le resultó muy complicado. “Cuando llegué no había una liga profesional, pero sí había jugadores extranjeros pagados. Tuve que buscar equipo y, con el nivel que yo tenía, estaba en plenas condiciones de jugar. Mi primer club fue Tefana, donde jugué un año y medio, y luego pasé al equipo en que estoy ahora, Dragón, que es representativo de la comunidad china. Llevo 10 años en la misma institución y soy el más antiguo del equipo”.
- ¿Cómo es la vida de un futbolista en Tahití?
- Es difícil. Mentalmente hay que ser fuerte, para poder mantenerte en un nivel. Siempre hay que tener motivaciones, como las competencias de Oceanía o la Coupe de France, a la que tenemos derecho por ser campeones de la Polinesia. Entrenamos todos los días y trabajamos al mismo tiempo (Araneda se desempeña como traductor de habla hispana para los vuelos internacionales que llegan al Aeropuerto Internacional Faa’a de Papeete). Tenemos que saber manejar el nivel de alimentación, cuidarnos los fines de semana. Es una motivación más que nada personal y guardar una línea medianamente profesional. Es algo que va en cada uno”.
LOS PRIMEROS PASOS
Efraín Araneda es producto de las Divisiones Inferiores de Universidad Católica y aún recuerda con cariño a sus formadores. “Aunque arranqué en la escuela de fútbol de Colo Colo en Peñalolén y luego pasé por las cadetes de Cobreloa en Santiago, mi formación fue en la UC. Ahí terminé las series Sub 17 y Sub 20 con excelentes profesores, a quienes les guardo muchísimo cariño y respeto. De ahí salimos varios juveniles, como (Mauricio) Segovia, (Rodrigo) Ríos y (Jorge) Acuña, por ejemplo”.
Curtido en la escuela cruzada, Araneda se define como un volante mixto que cumple funciones de enlace y control en el mediocampo… “A lo (David) Pizarro”, dice sonriendo.
CARA A CARA CON LOS GRANDES
El 10 de junio de 2012 Tahití sorprendió al planeta fútbol al conquistar un logro histórico. Tras vencer por la cuenta mínima a Nueva Caledonia, los “Toa Aito” alzaron el trofeo de campeones de la Copa de Naciones de Oceanía (primera vez que el título no se lo llevaban ni Australia ni Nueva Zelandia), con lo que obtuvieron pasajes para disputar la Copa Confederaciones, el certamen que reúne a todos los campeones continentales, a un año de la Copa del Mundo.
Honor gigantesco para Araneda, quien lamenta haber sufrido una lesión que no lo dejará estar en la cancha contra Nigeria, España y Uruguay. De todas maneras, la Federación Tahitiana lo premió con asistir al torneo en calidad de invitado: “Para el platel, para la Isla y para todo el mundo, esta es una experiencia inolvidable. Un país de 200 mil habitantes y que no sea futbolizado profesionalmente es algo que difícilmente se repetirá. Es una experiencia demasiado hermosa. Nadie tiene miedo, pues no queremos compararnos con el nivel que tienen los otros equipos, sino solamente dejar una buena imagen. Lamentablemente, yo me corté los ligamentos en Nueva Caledonia, así que no podré jugar. Iré a la Copa como invitado, así que la experiencia la viviré con mis compañeros. El cuerpo técnico, al ver las ganas que le puse para tratar de recuperarme, decidió incluirme en el plantel viajero”.
Por: ANTONIO LOMA-OSORIO
FOTOS: ÁLVARO INOSTROZA